viernes, 1 de mayo de 2009

La melodía

Como quien está oyendo en la radio una melodía que nunca había oído y de repente se acaban las pilas, así me quedé. Con la cara de bobo. No había oído de quien era la música y seguramente no tendría la suerte de dar nunca más con esas notas...

Pero lo que parecía mala suerte se tornó buena. La energía de esa música inacabada me dejó unos mecanismos en mi cerebro que, de haber acabado el concierto, se habrían desconectado. "Ahora, hasta que no oiga el final de la sinfonía, me quedaré siempre con esa actitud, con esa nota alta en mi ánimo, que me hará imparable" me dije cuando me di cuenta de que no tenía pilas nuevas. Una sonrisa apareció en mi mente, pensando en lo aburrido que estaba para pensar semejantes chorradas.

Al despertar al día siguiente, me sorprendí de haber dormido sólo 5 horas. Estaba fresco, sin nada de sueño. Me levanté y ya en la ducha me sorprendí tarareando mentalmente la melodía inacabada que, como el agua, me cubría por completo.

Ya han pasado muchos años desde entonces. Mi empresa me elevó a un cargo directivo, conseguí más del 50% de acciones, vendí la empresa y fundé otra que también vendí, esta vez al cabo de sólo un año. Ya no tenía que preocuparme por el dinero, ni yo ni cuatro de mis generaciones venideras. Mi pareja y yo cada vez nos reímos y nos entendemos más, me paso el día leyendo y recibiendo a amigos, he visto el mundo en mis viajes y mis proyectos ahora son personales obras de arte, con las que me contento a mí mismo (salvo familia y amigos, nadie las ha visto).

De la melodía que un día me elevó, nunca oiré su final: cuando descubrí que mi fortuna dependía de ello, quirúrgicamente mandé que me quitaran el sentido auditivo. Mi nieto aún no conoce el lenguaje de los símbolos y llora asustado cuando me ve, el abuelo sordo que se olvidó de hablar. A veces echo de menos la música cuyo final podría escuchar sin miedo a perderlo todo, pero sería un descuido salir a la calle, contestar el teléfono,... el final de la melodía y de mi fortuna podría aparecer ahí.

Lo tengo todo, menos la música. Quizá me equivoqué en la elección.

Ser

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