Escapemos, que la música contamine nuestro cuerpo. Quiero bailar, antes de que se pierda el ritmo de las notas, antes de que te desvanezcas, antes de que colapse. Te buscaré desesperada intentando encontrar alguien que se parezca a ti. Cuando me mires a los ojos verás que el intento ha fallado, en mi boca habrá un mal sabor de boca pero ¿importa si te digo que te he buscado?
Nia
¿Qué habrá que hacer? ¿Luchar contra los cantos de sirena? ¿O dejarme arrastrar y morir en ese espasmo dulce? Mi cuerpo me dice lo segundo y mi mente empieza a estar de acuerdo. Es que... son tan bellos esos cantos.
¿Por qué no? ¿Por qué no relajarme y seguir la música? Mejor dicho, ¿qué razón habría para seguir tan confundido? ¿Es mejor equivocarse completamente o sólo a medias?
Ahora viene lo difícil: la cama aguarda, con su pesadilla y con su sueño de piel suave y sabia.
Ser
miércoles, 29 de abril de 2009
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