miércoles, 29 de abril de 2009

Mmm

Escapemos, que la música contamine nuestro cuerpo. Quiero bailar, antes de que se pierda el ritmo de las notas, antes de que te desvanezcas, antes de que colapse. Te buscaré desesperada intentando encontrar alguien que se parezca a ti. Cuando me mires a los ojos verás que el intento ha fallado, en mi boca habrá un mal sabor de boca pero ¿importa si te digo que te he buscado?

Nia

¿Qué habrá que hacer? ¿Luchar contra los cantos de sirena? ¿O dejarme arrastrar y morir en ese espasmo dulce? Mi cuerpo me dice lo segundo y mi mente empieza a estar de acuerdo. Es que... son tan bellos esos cantos.

¿Por qué no? ¿Por qué no relajarme y seguir la música? Mejor dicho, ¿qué razón habría para seguir tan confundido? ¿Es mejor equivocarse completamente o sólo a medias?

Ahora viene lo difícil: la cama aguarda, con su pesadilla y con su sueño de piel suave y sabia.

Ser

martes, 28 de abril de 2009

Quiero

Con las manos tendidas sobre las teclas, aún en la oscuridad es fácil presionar los lugares adecuados. Los deslizo, y aparecen letras, como el pianista logra que aparezcan melodías. Quiero decirlo todo, pero no quiero que quede escrito. Mejor en otro momento, en otro lugar y en otro medio. Dentro de la casa, en su calor, es mejor escenario.

¿Qué hacer con los años venideros, esos años que se desgranan, día a día? Siempre pienso que me queda mucho tiempo para disfrutar, pero... quién sabe. Y quién sabe también si encontraré la situación propicia para dar un paso adelante, para ponerme tan cerca como para sentir la caricia. ¿Acaso es malo querer sentirla?

Lo único que quiero es ser un poco más sabio para disfrutar sin remordimientos, para ordenar todas las palabras que pasan por mi mente y abrir la boca y que salgan e iluminen la habitación.

Todo sería tan estable como ahora, pero de otro color.

Ser

Quieres

“Estamos contagiados, a la espera de que algo ocurra. Los días transcurren lentos de cinco en cinco. ¿Dónde tenemos la cabeza? Te vi salir a través de la puerta, la herida volvió a arder y picar. Dijiste que volverías para curarla pero te pedí que no lo hicieras. A veces pienso que es mejor hacer como si no estuviera, quizá esa es la forma más rápida y eficaz de que sane la mixomatosis. Me avergüenza que la veas, que sepas que existe aunque yo misma te haya hablado de ella.

Ahora no me atrevo a decirte aquello que siento, tengo miedo de que pienses que estoy contagiada, que puedo infectar. Aunque intuyo que lo sabes… aunque tu prefieras no hablar de ello. “

Cuando ella terminó de decir estas palabras te miré a los ojos y vi como contenías la respiración y tus ojos se inundaban de terror. Acaso ¿te arrepientes de no haber dicho algo o has tardado demasiado en hacerlo? Díselo aunque no te entienda, aunque crea que te apresuras, aunque se burle de ti, aunque de media vuelta y se marche, aunque te rompa el corazón.

Nia

Mark Ryder

lunes, 27 de abril de 2009

Mis manos quieren apretar más.
Me siento implosionar.
Martes.

La sangre se escurre por mis brazos.
Levantádome, me desbordo.
Lunes de Pascua: abro los ojos y me acostumbro gradualmente a la luz.

Ser

Lunes


Mark Ryder

Lunes, lunes, hoy no me voy a amargar por ti. Has sido tan reiterativo que a veces me recuerdas al sabor de un mal plato de comida. Hoy soy superior a ti, ¿sabes por qué? Porque eres el principio de una semana corta. Además el aire huele dulce y sabe a tomate.

Nia

sábado, 25 de abril de 2009

Bosques

Habrá compensación por la falta de escrito de ayer. Hoy, pongo aquí una foto (retocada, pero da igual) de un camino en un bosque, al atardecer o amanecer... Es curioso, si uno se despierta, sin saber la hora que es ni cuánto ha dormido, y ve el sol en la línea del horizonte,... no puede saber si el sol se está poniendo o amaneciendo.

Volviendo a la foto, me pregunto quién tendrá la suerte de ir por esos caminos. Aunque la imagen está retocada, parece sobrecogedor. En realidad, todos los caminos tienen algo que puede llenarnos: depende de los ojos con que los miremos. El ojo de la cámara, ésta vez, me ha conmovido.



No sé quién hizo la foto y ponerla en este blog sólo es un humilde homenaje. Mando mis felicitaciones al aire y que el viento las lleve a su destino.

Ser

viernes, 24 de abril de 2009

Castillos



¡Promesas no cumplidas! ¿cómo te atreves? estaba claro que no todo podías hacerlo realidad pero no exijas que soñemos con castillos de naipes cuando ni tan siquiera sabes construirlos de arena. Apaga la luz.

jueves, 23 de abril de 2009

Conoces bien mi jeroglífico, las caras que ni yo he visto ni adivinaría nunca, las hogueras internas que deshacen la capa de hielo.

Que mi frialdad sirva para mantener ese hielo: sin él, me consumiría en un instante. Sería glorioso pero sólo duraría lo que duran las alas de mariposa en el infierno.

Ser

¿Sabes qué pienso? Que tu misterio no debe permanecer en secreto, no necesitamos de tu prudencia, su virtud y eficacia no se verá disminuida. Estoy absolutamente aburrida de ello, aprende de lo atípico, tú que tenías la supuesta capacidad para enseñarlo. ¿Dónde ha quedado? ¿Crees que vale la pena volver a exponerlo?

Nia

miércoles, 22 de abril de 2009

Un cuentito

En estos días de calor sofocante, una buena idea para la columna es difícil de encontrar. A duras penas se puede respirar sin cansarse, cuánto más será escribir algo bueno... Y menos después del ajetreo de hoy. Apenas son las nueve de la noche y ya me siento exhausto... Pero, ¿qué más esperar de un anciano a quien ya le exigen demasiado? O quien se exige demasiado... Pero qué tonterías pienso: no seas perezoso, es cuestión de buscar un texto de los que tengo preparados, maquillarlo, enviarlo antes de medianoche y el trabajo estará hecho. Podré descansar y mañana intentaré quejarme menos.

Hoy, para quien lea este diario nocturno, ha sido el día de San Jordi en Barcelona. Lo único que he hecho es sonreír y firmar las novelas de éxito, las de hace veinte años, las que ahora aborrezco, no porque sean malas si no porque nunca he escrito nada que las superase, y eso para mí, es una espina que ya no me voy a poder sacar. La columna diaria más seguida del periódico más sensacionalista del país de Europa más inculto no es la obra maestra que me gustaría estar escribiendo. Pero en fin, me da de comer, a mí y a la gatita (nunca supe qué nombre ponerle, y eso dice mucho de mi imaginación...). ¿Cuánto tiempo has pasado sin nombre...? ¡50 años ya..., espero me contagies de tu longevidad, gata estúpida! Gata estúpida, vieja y fracasada…

Y desagradecida: ayer por la noche me mordiste fuerte por primera vez: un hecho que sin duda tengo que reflejar en estas líneas porque, maldita, me acordé de ti en cada firma que he tenido que hacer hoy, pensando si el aficionado bajaba la miraba por respeto o para ver las dos marcas que me dejaste en el pulgar. Qué vergüenza. El editor que me acompañó de librería en librería se dio cuenta nada más estrecharme la mano... Qué vergüenza me hiciste pasar,... ahora no esperes de mí cariños ni cena ni compartir mi postre. Por cierto, ni un saludo me diste hoy... Sólo desde el fondo de mi habitación oí un maullido cuando entré... Hasta que ponga comida en tu plato, mañana cuando me apetezca levantarme, nada tendrás de mí. Ni tan siquiera un nombre, ¡que hoy juro te iba a dar! Gatita loca... la edad te ha trastornado si piensas que te daré un nombre. Ahora que nos queda tan poco, no vale la pena gastar mi tiempo pensándote un nombre ni el tuyo usándolo. Por cierto, ¿dónde te has metido?, ¡te quiero enseñar de qué color están las marcas que me dejaste! Lo mejor será que te castigue dándote de comer bien tarde mañana... Además, ni has tocado la comida de hoy...: me da igual lo que hagas, me voy a dormir.

De hecho me he quedado dormido después de escribir las primeras líneas de esto... Estoy muy cansado y escribir así, como hipnotizado, hace que a la mañana siguiente me avergüence de las palabras escogidas... ¡Además es un diario! ¡No puedo rehacer un diario si no me gusta lo que he escrito...! Lástima..., pues sería la clave de la inmortalidad: rehacer, revivir los días pasados... Como digo, soy un viejo que se queja demasiado. Noto la sangre palpitar ruidosamente por mis venas, síntoma de que estoy muy cansado: me voy a dormir. Esta noche quiero dormir sin sábana ni pijama, de otra manera lo pasaría mal... Quiero dejar que al menos el cuello respire, que las arterías zumben libremente la sangre a mi cerebro, sin cuellos de pijama o bordes de sábana que lo presionen.

Ya he enviado la columna al periódico. Ya puedo dormir tranquilo. No me importa donde estés, gatita. Mañana, al nacer el día, lo primero que haré será mostrarte tu castigo.

Ser

Castiguemos a la gata tal como nos ha castigado la mixomatosis a nosotros. ¿Cuando miras tu piel te acuerdas aquello que nos contagiaron? Si no hubiéramos corrido en busca de la cura seguramente estaríamos ciegos y con la piel rota.

A veces me pregunto que es peor, la enfermedad o los efectos secundarios de la cura. La herida es aun muy reciente, de vez en cuando vuelve a sangrar y tú, señor escritor, contemplas en silencio nuestra agonía. Eres absolutamente reservado, tu cara se congela, la inexpresividad nos invade. Solo sé de tu rabia cuando escribes.

Por cierto, la gata tiene nombre, se lo has puesto tú, acaso ¿no recuerdas las tardes en las que gritabas compulsivamente esas tres letras?

Nia

martes, 21 de abril de 2009

Humo

En el silencio de una tarde, hace pocos días, vi como el humo del cigarrillo jugaba con los rayos del último sol, que entraban por la persiana verde.



Un silencio como un rayo, y entonces vimos que los días eran humo y que las tardes iban a ser pocas: quedaba jugarnos los cigarrillos y entrar en el sol verde. Cerré la última persiana.

Ser



Horas después entré en esa misma habitación. Tu cuerpo estaba invadido por líneas horizontales de luz, las persianas. En cuanto cerré la puerta el ambiente se tiño de rojo, un humo del color del vino nubló la nitidez de tu refugio, acaso ¿tú sabes de dónde venía? Me acerqué a ti y me senté a tu lado. El cigarrillo se consumió, la ceniza cayó ruidosamente contra el suelo de madera. Volvimos a revivir aquellas tardes cortas.

Nia

Transiciones




















"Tu existencia no será mantenida sino al precio de tu anulación"

Real como el sol que hoy brilla intensamente, pasajero .. cuando llegue la humedad y lastime los huesos la lluvia caerá. Tiembla la palabra. Te anulan ¿qué te hace sobrevivir?

lunes, 20 de abril de 2009

Magia I

Sí.
La magia transciende todas las fronteras.
Digámoslo al viento.
Se lo llevará.
He visto otras veces como lo esparcía.
El final no está en el final, no está en ninguna parte, está en todas partes.

Ser



La magia es como una semilla, el viento la esparce por todas partes. Esa semilla crea plantas, arbustos, matorrales, árboles, bosques, vida. La vida es un ciclo, viene... se va.
El final es el final... respira, late, se extiende por todas partes, a nuestro lado...

Nia

Se escapa, hay que perseguirla

A tientas, escribo desde la cama, envuelto en los sudores de la gripe. A mi alrededor, la casa, y fuera, los obreros pintándola. Y dentro, la oscuridad, y en medio, la cama, y entre las sábanas, quien "ahora escribe esto tan vacío...".

¿La inspiración es como la salud...? ¿Se agota con el tiempo? No lo sé... Espero que no: espero que se nutra con la experiencia, y que la imaginación no nos abandone sino al contrario. Que el palacio que somos se vaya enriqueciendo.

Lo que es seguro es que hay que ganarse la inspiración: hay que encontrar a las musas y no al revés porque ellas no van en busca de nadie.


Se escapa

Se escapa el deseo, la inspiración. Se está acabando, se acaba.
Giremos como trompos, volvamos a dar vueltas, corramos antes de que termine.
Cuatro manos. Solo me responden dos.
Ahora intentemos recuperarlo pero aun no queremos entender el latir del fin,
aquel que nos respira muy hondo en la nuca y hace que se enfríe las venas.
Somos inquebrantables aunque el aire de nuestros pulmones explote, somos liliputienses intentando destacar, somos los don nadie, queremos ser alguien.

Nia



http://www.maggietaylor.com/