Ayer, ¿era ayer o anteayer? no importa, con el reclamo de sentirme cabreada me enseñó una canción. No quiso arriesgarse y me envió aquello que sabía que me gustaría pero que aún no había oído, era interpretada por aquella mujer. En el escenario un vestido rojo del color del vino igual que sus labios, no los de la intérprete, los de ella.
La pieza no deja de sobrecogerme pero esta vez el protagonismo lo tuvieron sus manos. ¡Cómo se movían sus dedos sobre el piano, no se detenían, no se cansaban, no paraban! Yo tampoco me canso de mirarlos y de imaginar que los míos tal vez podrían moverse así, estoy segura de que los míos no se cansan.
¿Se me pasó el enfado? Eso ya no importa. Ahora oigo una canción ya olvidada. De esas que da ganas de cantar interrumpiendo el silencio forzado de una oficina.
Nia
miércoles, 2 de diciembre de 2009
viernes, 20 de noviembre de 2009
Viaje Inglaterra, Agosto 09 - parte 1
El día 26 de agosto del 2009, miércoles, quedamos en el consulado (llegué un poco tarde), fuimos a comer a la casa de letamendi y de ahí salimos en moto hasta la estación de autocares dirección Girona. Llegamos bien de tiempo al autocar. Dejamos la moto allá al lado. Llegada al aeropuerto, todo bien, fumamos unos cuantos cigarrillos en el area descubierta, junto con unos ingleses cutres que gritaban a sus dos hijos y bebían cerveza. Cogimos el vuelo, que llegó un poco violentamente al suelo inglés.
Allá alquilamos un coche, pequeñito, con el volante a la derecha, como buen coche inglés que se precie. El señor que alquilaba el coche, según Tefi, era gay y me hacía ojitos. Caían cuatro gotas. No costó mucho habituarnos al coche porque ibamos con mucho cuidado. Camino a Clitheroe ("el héroe del clítoris") paramos en un McDonals a cenar (ahí ya llovía). Vimos que no entendíamos nada del inglés de esa gente... y nos regalaron un vaso de cocacola, del que no supe elegir el color (da igual porque el vaso vete a saber donde lo dejamos). En los McDonalds de Inglaterra (Tefi ya lo sabía) había hamburguesas vegetarianas. Simpático el servicio (en general, camareros y camareras fueron muy simpáticos: yo pensaba que iba a ser lo contrario y me agradó la sorpresa).
Llegada a Clitheroe. Preguntamos en un bar dónde estaba el hostal, nos miraron como si fuéramos los únicos turistas en mucho tiempo. Dejamos las cosas en el hostal (una casa muy bonita y bien convertida para alojar huéspedes... acogedora...) y fuimos a tomar unas cervezas en el bar donde preguntamos: la gente se acostumbró a nosotros a fuerza de pasarles por la cara unas cuantas veces. La dormida fue buena.
Día 27, jueves. Fuimos al pueblo de al lado, donde Tolkien vivió un tiempo y donde se inspiró, mientras sus paseos, para imaginar la aldea hobbit de sus novelas. Muy bonito, lleno de barro, ovejas, verde de diferentes tonos, con ríos y senderos escondidos. Saltamos diferentes vallas (eso decía el mapa que seguíamos, un mapa especial de la ruta Tolkien, bastante confuso) y caminamos hasta que llovió. Para salvarnos de la lluvia, lo mejor fue escalar una montaña resbalosa hasta salir a un prado con dos caballos que nos siguieron un buen rato. Fue una buena sensación. Caminamos hasta el pueblo de inicio del recorrido Tolkien y almorzamos buena comida en una taberna (decir "restaurante" le quita encanto y veracidad...; es que todo era muy Tolkien, muy agradable, y es que además era una taberna, porque servían bebdidas y había una barra: o sea, taberna). En la taberna todo eran viejitos comiendo y sirviendo. Los camareros estaban contentos de que unos turistas hubieran caído ahí, y nos sirvieron bien, con la lentitud habitual de los viejitos. El viejito camarero le puso la mano en la cintura a Tefi y ella se pensó que le estaban poniendo la mano ahí con intención sensual.Seguramente Seguro estaba en lo cierto. La dueña había estado en Barcelona (conversación mientras fui a buscar las bebidas) viviendo unos meses cerca de la catedral.
Allá alquilamos un coche, pequeñito, con el volante a la derecha, como buen coche inglés que se precie. El señor que alquilaba el coche, según Tefi, era gay y me hacía ojitos. Caían cuatro gotas. No costó mucho habituarnos al coche porque ibamos con mucho cuidado. Camino a Clitheroe ("el héroe del clítoris") paramos en un McDonals a cenar (ahí ya llovía). Vimos que no entendíamos nada del inglés de esa gente... y nos regalaron un vaso de cocacola, del que no supe elegir el color (da igual porque el vaso vete a saber donde lo dejamos). En los McDonalds de Inglaterra (Tefi ya lo sabía) había hamburguesas vegetarianas. Simpático el servicio (en general, camareros y camareras fueron muy simpáticos: yo pensaba que iba a ser lo contrario y me agradó la sorpresa).
Llegada a Clitheroe. Preguntamos en un bar dónde estaba el hostal, nos miraron como si fuéramos los únicos turistas en mucho tiempo. Dejamos las cosas en el hostal (una casa muy bonita y bien convertida para alojar huéspedes... acogedora...) y fuimos a tomar unas cervezas en el bar donde preguntamos: la gente se acostumbró a nosotros a fuerza de pasarles por la cara unas cuantas veces. La dormida fue buena.
Día 27, jueves. Fuimos al pueblo de al lado, donde Tolkien vivió un tiempo y donde se inspiró, mientras sus paseos, para imaginar la aldea hobbit de sus novelas. Muy bonito, lleno de barro, ovejas, verde de diferentes tonos, con ríos y senderos escondidos. Saltamos diferentes vallas (eso decía el mapa que seguíamos, un mapa especial de la ruta Tolkien, bastante confuso) y caminamos hasta que llovió. Para salvarnos de la lluvia, lo mejor fue escalar una montaña resbalosa hasta salir a un prado con dos caballos que nos siguieron un buen rato. Fue una buena sensación. Caminamos hasta el pueblo de inicio del recorrido Tolkien y almorzamos buena comida en una taberna (decir "restaurante" le quita encanto y veracidad...; es que todo era muy Tolkien, muy agradable, y es que además era una taberna, porque servían bebdidas y había una barra: o sea, taberna). En la taberna todo eran viejitos comiendo y sirviendo. Los camareros estaban contentos de que unos turistas hubieran caído ahí, y nos sirvieron bien, con la lentitud habitual de los viejitos. El viejito camarero le puso la mano en la cintura a Tefi y ella se pensó que le estaban poniendo la mano ahí con intención sensual.
lunes, 19 de octubre de 2009
Regalo
Adiviné el password a la primera, ojalá siempre sea así para poder volver a este blog cuando sienta la necesidad de ello.
Hoy me han dado un regalo. El regalo y la persona que me lo ha dado es lo mismo: ella apareció y me dió un regalo que era ella misma. Me ha vuelto a demostrar que su memoria es bondadosa: me ha hecho recordar como jugábamos con el nombre de Adebisi. Me ha hablado de su obra y sus proyectos y también hemos hablado de mis sueños, de como me vi viejo y feliz en mi sueño, y de mi presente y de otras cosas.
No hay mejor regalo que el sentirse querido y cada día lo obtengo de ti y cada día te lo doy.
Hoy me han dado un regalo. El regalo y la persona que me lo ha dado es lo mismo: ella apareció y me dió un regalo que era ella misma. Me ha vuelto a demostrar que su memoria es bondadosa: me ha hecho recordar como jugábamos con el nombre de Adebisi. Me ha hablado de su obra y sus proyectos y también hemos hablado de mis sueños, de como me vi viejo y feliz en mi sueño, y de mi presente y de otras cosas.
No hay mejor regalo que el sentirse querido y cada día lo obtengo de ti y cada día te lo doy.
viernes, 25 de septiembre de 2009
Insomnio
¿Dónde puede encontrar el antídoto contra el insomnio? Cuando necesita relajar el cuerpo se invade con un aire azulado que hace que las venas se agranden y lata más fuerte su corazón.
Existe esa pausa, en la que todo está puesto en su lugar aunque a la mañana siguiente vuelva a moverse de sitio. Pero ese no es un problema de ella ni de nadie hasta que no ocurra.
El agua tapa su cuerpo, sólo sobresale sus muslos y pechos. Para aliviar el dolor tapa sus oídos con el agua estancada. Los sonidos cambian de tonos, cómo le gusta los ecos subterráneos.
Después de largas horas, cuando siente que si sigue sumergida su piel no volverá a tener la misma forma tersa y lisa, se incorpora. Su pie toca el suelo tibio, gira la cabeza y ve cómo el agua estancada y teñida de azul está inmóvil, tan inmóvil… como si ella nunca hubiera estado empapada en ella. A diferencia de esa agua, la que contiene su cuerpo está tan alterada que choca contra sus sienes y le impide respirar con ritmos de compás.
Parece que después de estar en remojo, una vez calmadas las aguas, no hay duda que esa noche no le costará conciliar el sueño.
Existe esa pausa, en la que todo está puesto en su lugar aunque a la mañana siguiente vuelva a moverse de sitio. Pero ese no es un problema de ella ni de nadie hasta que no ocurra.
El agua tapa su cuerpo, sólo sobresale sus muslos y pechos. Para aliviar el dolor tapa sus oídos con el agua estancada. Los sonidos cambian de tonos, cómo le gusta los ecos subterráneos.
Después de largas horas, cuando siente que si sigue sumergida su piel no volverá a tener la misma forma tersa y lisa, se incorpora. Su pie toca el suelo tibio, gira la cabeza y ve cómo el agua estancada y teñida de azul está inmóvil, tan inmóvil… como si ella nunca hubiera estado empapada en ella. A diferencia de esa agua, la que contiene su cuerpo está tan alterada que choca contra sus sienes y le impide respirar con ritmos de compás.
Parece que después de estar en remojo, una vez calmadas las aguas, no hay duda que esa noche no le costará conciliar el sueño.
domingo, 26 de julio de 2009
Grave gravedad
Somos magos - sogam somoS
Los magos son los que hacen que cosas increibles pasen. ¿Dondé está el libro de magia que hará que el viento sople de nuevo, que hará que la chispa sobreviva a la tormenta, que los abetos crezcan alrededor de la chispa y no dejen de agitarse, o que las cintas rojas lo envuelvan todo, acariciando, sosteniendo, apretando con el sonido del trueno, liberando con el de la lluvia posterior?
Hoy quería hablar de la gravedad, pero me despisté.
¿Quieres saber cómo funciona la gravedad? La provoca un niño tirando piedritas en esta manchita negra, que es un pozo de agua clara, con peces de colores.
Ser
Los magos son los que hacen que cosas increibles pasen. ¿Dondé está el libro de magia que hará que el viento sople de nuevo, que hará que la chispa sobreviva a la tormenta, que los abetos crezcan alrededor de la chispa y no dejen de agitarse, o que las cintas rojas lo envuelvan todo, acariciando, sosteniendo, apretando con el sonido del trueno, liberando con el de la lluvia posterior?
Hoy quería hablar de la gravedad, pero me despisté.
¿Quieres saber cómo funciona la gravedad? La provoca un niño tirando piedritas en esta manchita negra, que es un pozo de agua clara, con peces de colores.
Ser
miércoles, 22 de julio de 2009
Amaneció
En una habitación oscura iluminada por una tímida y opaca lámpara busca los límites de su cuerpo. Levanta los brazos, se asoman de ellos una cuerda que se enlaza al techo; la recuesta sobre la cama, la arropa... La ve a pocos metros, está sentada ¿qué mira?... La luz de la lámpara suspira, ahora ve nitidamente su cuerpo. Ve cómo se acerca a su oreja. Oyen una puerta que se cierra, las llaves aun cuelgan en la cerradura.
domingo, 28 de junio de 2009
Invierno
Cerca de un lago, mal abrigado y con el viento cruzándome la cara, un último cigarrillo quema mi garganta.
Hay algo nuevo bajo el sol de la mañana y ya no quiero seguir el plan contra mí. Me levanté con esa decisión y la seguiré, aunque sea más costosa que las otras posibilidades. Me giro y avanzo hacia el coche. Todo está a punto, sólo me hace falta encender la calefacción del coche al máximo para poder pensar claramente.
Cuando el baho desaparece de mi boca, cuando ya puedo decidir el seguiente movimiento, el verano llega golpeando mi piel. Me sofoco en el coche, me consumo... Es el momento no previsto. Y pasa cada año. Enciendo el coche y me voy.
Hay algo nuevo bajo el sol de la mañana y ya no quiero seguir el plan contra mí. Me levanté con esa decisión y la seguiré, aunque sea más costosa que las otras posibilidades. Me giro y avanzo hacia el coche. Todo está a punto, sólo me hace falta encender la calefacción del coche al máximo para poder pensar claramente.
Cuando el baho desaparece de mi boca, cuando ya puedo decidir el seguiente movimiento, el verano llega golpeando mi piel. Me sofoco en el coche, me consumo... Es el momento no previsto. Y pasa cada año. Enciendo el coche y me voy.
viernes, 19 de junio de 2009
Entre un montón de papeles le pido al azar que me enseñe uno en el que te encuentre. Pero bien sabemos que el azar es caprichoso y él decide qué detalles concedernos. Así que espero inmóvil, con los ojos sobre el papel. Intento dibujarte con las palabras que ahora atiborran mi cabeza pero nada pasa. Todo está inmóvil, silencioso, a la espera...
Nia
Nia
lunes, 15 de junio de 2009
Escribiendo desde lejos
En el fondo de una cama en el fondo de una casa dos personas se hablan al oído, como si fueran un solo cuerpo. De vez en cuando, una risa sube el tono y parece como si la habitación oscura palpitara, encendiéndose, para atenuarse cuando vuelven al susurro, como un río en la oscuridad.
Ser
Ser
lunes, 25 de mayo de 2009
Suspiros
Siento como el cuello se me rompe cuando miro para atrás. Pesa demasiado, está cargado de rugosidades… Todas las mañanas le pongo cremas para que deje de arrugarse, aunque sé que la verdadera cura es que respires encima de él. Siento decirte que ya nadie puede imitarte y las posibilidades de curar mi piel sólo las tienes tú. Por más que te lo pido no has querido darme un respiro de aquellos que curan. He intentando robártelo, pedírtelo prestado, comprártelo pero no hay nada que te persuada.
Así que anoche entré en tu habitación y mientras dormías cogí el recipiente de cristal transparente hecho en Vanuatu. Tu pecho se hinchaba de forma pausada, apenas se podía oír el sonido de tu respiración. En algún momento suspiraste pero tu boca, tus ojos y nariz, tu despeinado pelo, tu olor…. me introdujo en un estado letárgico en el que mis pensamientos se anularon. Mi mirada penetrante te buscó en la profundidad de tu sueño, te exaltaste en cuanto entre abriste los ojos. Tus dientes se afilaron y gruñiste. Y aunque la única luz que había en la habitación era la que iluminaba mi cuello, tus ojos ansiosos de acercase a él se contuvieron. Estiraste tu brazo y cogiste la máscara antigas que estaba encima de la mesa que acompaña tu cama. No dijiste nada más, sabía que nunca conseguiría ni siquiera tu último suspiro.
Nia
Así que anoche entré en tu habitación y mientras dormías cogí el recipiente de cristal transparente hecho en Vanuatu. Tu pecho se hinchaba de forma pausada, apenas se podía oír el sonido de tu respiración. En algún momento suspiraste pero tu boca, tus ojos y nariz, tu despeinado pelo, tu olor…. me introdujo en un estado letárgico en el que mis pensamientos se anularon. Mi mirada penetrante te buscó en la profundidad de tu sueño, te exaltaste en cuanto entre abriste los ojos. Tus dientes se afilaron y gruñiste. Y aunque la única luz que había en la habitación era la que iluminaba mi cuello, tus ojos ansiosos de acercase a él se contuvieron. Estiraste tu brazo y cogiste la máscara antigas que estaba encima de la mesa que acompaña tu cama. No dijiste nada más, sabía que nunca conseguiría ni siquiera tu último suspiro.
Nia
lunes, 18 de mayo de 2009
Dormir, tal vez soñar (Shakespeare)
¿Por qué no? ¿Por qué no quedarse en la cama cuando suena el despertador? ¿Qué me espera ahí fuera? ¿He perdido ya todos los trenes?
Seamos exactos con lo que pasaría: recibiría unas cuantas llamadas, quizá vendrían a llamar a mi puerta a partir del segundo día, pero nadie sabría que estoy ahí, aún si abrieran la puerta, quizá con suerte nadie subiría a mirar a la habitación: se encontrarían con una casa vacía y se irían. Llamarían a la policía que no me buscaría bien y cuando pasaran diez días ya me habría consumido sin beber ni comer. Mientras tanto, los sueños... viviría en los sueños, eternamente.
Suelo soñar lo que quiero. Tengo esa habilidad. ¿No sería maravilloso dejarme llevar por el cansancio del hambre y la sed, relajarme en ese adormecimiento, en ese apagar de todos las luces de mi cerebro, y dejar encendida sólo la que me permite estar donde quiero: la luz de los sueños?
Por otro lado, ¿me tendría que levantar y compartir sensaciones con otros seres humanos? Pero, ¿no son igual o más intensas las sensaciones en los sueños? ¿No son mejores las sorpresas de los sueños que las obviedades de los seres humanos, siempre chocando entre sí, como dentro de una caja sin salida?
En los sueños he encontrado la droga que me ata. Ahí estoy yo solo, no hago daño a nadie. No penséis que soy infeliz en estos últimos días: estoy viviendo lo que sueño y no me cansaré nunca, hasta que quizá en el último momento me atrape una pesadilla oscura, aleteen sobre mí todos los demonios de (oh cruel palabra) el arrepentimiento, pero ya será muy tarde. Durará un segundo y me habré ido a soñar para siempre con todos vosotros y con todo lo que no me atreví a hacer.
En ese segundo mi vida pasada y la que no llegó a ser futura se convertirían en la tenaza más cruel, arrancando cada miembro de mi cuerpo: sería el fuego de la rabia.
Un segundo demasiado doloroso.
Me levanto.
Ser
Seamos exactos con lo que pasaría: recibiría unas cuantas llamadas, quizá vendrían a llamar a mi puerta a partir del segundo día, pero nadie sabría que estoy ahí, aún si abrieran la puerta, quizá con suerte nadie subiría a mirar a la habitación: se encontrarían con una casa vacía y se irían. Llamarían a la policía que no me buscaría bien y cuando pasaran diez días ya me habría consumido sin beber ni comer. Mientras tanto, los sueños... viviría en los sueños, eternamente.
Suelo soñar lo que quiero. Tengo esa habilidad. ¿No sería maravilloso dejarme llevar por el cansancio del hambre y la sed, relajarme en ese adormecimiento, en ese apagar de todos las luces de mi cerebro, y dejar encendida sólo la que me permite estar donde quiero: la luz de los sueños?
Por otro lado, ¿me tendría que levantar y compartir sensaciones con otros seres humanos? Pero, ¿no son igual o más intensas las sensaciones en los sueños? ¿No son mejores las sorpresas de los sueños que las obviedades de los seres humanos, siempre chocando entre sí, como dentro de una caja sin salida?
En los sueños he encontrado la droga que me ata. Ahí estoy yo solo, no hago daño a nadie. No penséis que soy infeliz en estos últimos días: estoy viviendo lo que sueño y no me cansaré nunca, hasta que quizá en el último momento me atrape una pesadilla oscura, aleteen sobre mí todos los demonios de (oh cruel palabra) el arrepentimiento, pero ya será muy tarde. Durará un segundo y me habré ido a soñar para siempre con todos vosotros y con todo lo que no me atreví a hacer.
En ese segundo mi vida pasada y la que no llegó a ser futura se convertirían en la tenaza más cruel, arrancando cada miembro de mi cuerpo: sería el fuego de la rabia.
Un segundo demasiado doloroso.
Me levanto.
Ser
Antiguas promesas
Debo desaparecer. Pero explícame cómo hacerlo porque giro como un trompo, tomo pastillas, entro y salgo por las puertas sigo contagiada de mixomatosis y veo que mi cuerpo aun sigue aquí. No me des antídotos para un suicidio menos doloroso, quiero existir pero desaparecer. Ponerle una corta pausa a mi cabeza, conseguir elevarme un escalón, entender que hago aquí, sentirme tranquila.
Lo conseguirás hacer mi querida amiga, es cuestión de tiempo dijo.
Nia
Lo conseguirás hacer mi querida amiga, es cuestión de tiempo dijo.
Nia
martes, 5 de mayo de 2009
Recintos comunicados
Entrando por la puerta del "Sueño" me acuerdo de la vez en que, de niño, en aquel sitio donde estuve tantas veces (no recuerdo exactamente el lugar pero sí la sensación) me pregunté qué pensaría de mayor. La muerte estaba a un lado, comiéndose un cucurucho de fresa, poniéndose perdida la sábana negra que la cubría. Entonces se levanta y dice "ah, me manché" y se va corriendo. Corre demasiado deprisa y eso me da miedo y me voy también, en dirección opuesta. Cuando llevo un rato corriendo, veo que me había equivocado de dirección: estoy detrás de la muerte, acercándome a ella, a una velocidad aún más rápida que ella. Me detengo, doy media vuelta y corro aún más rápido. La sensación de miedo crece: estoy corriendo demasiado rápido... ésta velocidad es increible para cualquier ser humano.
Otra esquina allá delante (parece que todo el paisaje está hecho de esquinas) y, justo ahí, un carrito de helados de fresa. Todos los niños compran y se manchan horriblemente, como si no atinaran el cucurucho a la boca y se lo clavaran en el cuello, en el pecho. No me sale la voz para decirles que dejen los helados, que los tiren... Cuanto más me esfuerzo, menos voz tengo. Salgo corriendo en dirección contrario, llorando, por un lado de la esquina. Sólo me encuentro con esquinas y voy decidiendo qué lado tomar. A veces derecha, otras izquierda. Los edificios son todos iguales y me pierdo.
Ya cansado de correr veo una puerta, la única puerta. Es de color de fresa y el ambiente huele diferente. Entro en ella. Hay demasiada luz. La cierro detrás mío y leo el cartel que tenía del otro lado: "Vigilia".
Ser
Otra esquina allá delante (parece que todo el paisaje está hecho de esquinas) y, justo ahí, un carrito de helados de fresa. Todos los niños compran y se manchan horriblemente, como si no atinaran el cucurucho a la boca y se lo clavaran en el cuello, en el pecho. No me sale la voz para decirles que dejen los helados, que los tiren... Cuanto más me esfuerzo, menos voz tengo. Salgo corriendo en dirección contrario, llorando, por un lado de la esquina. Sólo me encuentro con esquinas y voy decidiendo qué lado tomar. A veces derecha, otras izquierda. Los edificios son todos iguales y me pierdo.
Ya cansado de correr veo una puerta, la única puerta. Es de color de fresa y el ambiente huele diferente. Entro en ella. Hay demasiada luz. La cierro detrás mío y leo el cartel que tenía del otro lado: "Vigilia".
Ser
En mitad
Recuesto la cabeza, la sangre corre con rapidez, las sienes palpitan, un silbido, un millón de sustancias estrellándose contra la piel. Parece que quieren salir.
Cierro los ojos, entro en una habitación. En una de las puerta hay un cartel que pone “sueños” justo en frente otra con la palabra “vigilia”. Poco a poco los músculos van desmembrándose, estoy en mitad del recinto. Veo unas piernas con botas de pescador, saltan y chocan contra un charco lleno de agua. Mi cuerpo se sacude, salgo por la puerta de la vigilia, entonces abro los ojos.
Poco a poco vuelve el sopor, otra vez me encuentro en mitad de la habitación, a cada lado siguen las puertas. Veo un bebé con heridas en la piel, son profundas, hace poco han acabado de sangrar. Se entrelaza con la anterior imagen una nueva, aparece un largo pelo del color del trigo movido por el aire, el pelo desborda líneas de humo. Presiento que estoy dentro de alguna de las dos habitación, a muchas horas por ahora, del otro extremo de la puerta.
Nia
Cierro los ojos, entro en una habitación. En una de las puerta hay un cartel que pone “sueños” justo en frente otra con la palabra “vigilia”. Poco a poco los músculos van desmembrándose, estoy en mitad del recinto. Veo unas piernas con botas de pescador, saltan y chocan contra un charco lleno de agua. Mi cuerpo se sacude, salgo por la puerta de la vigilia, entonces abro los ojos.
Poco a poco vuelve el sopor, otra vez me encuentro en mitad de la habitación, a cada lado siguen las puertas. Veo un bebé con heridas en la piel, son profundas, hace poco han acabado de sangrar. Se entrelaza con la anterior imagen una nueva, aparece un largo pelo del color del trigo movido por el aire, el pelo desborda líneas de humo. Presiento que estoy dentro de alguna de las dos habitación, a muchas horas por ahora, del otro extremo de la puerta.
Nia
lunes, 4 de mayo de 2009
viernes, 1 de mayo de 2009
La melodía
Como quien está oyendo en la radio una melodía que nunca había oído y de repente se acaban las pilas, así me quedé. Con la cara de bobo. No había oído de quien era la música y seguramente no tendría la suerte de dar nunca más con esas notas...
Pero lo que parecía mala suerte se tornó buena. La energía de esa música inacabada me dejó unos mecanismos en mi cerebro que, de haber acabado el concierto, se habrían desconectado. "Ahora, hasta que no oiga el final de la sinfonía, me quedaré siempre con esa actitud, con esa nota alta en mi ánimo, que me hará imparable" me dije cuando me di cuenta de que no tenía pilas nuevas. Una sonrisa apareció en mi mente, pensando en lo aburrido que estaba para pensar semejantes chorradas.
Al despertar al día siguiente, me sorprendí de haber dormido sólo 5 horas. Estaba fresco, sin nada de sueño. Me levanté y ya en la ducha me sorprendí tarareando mentalmente la melodía inacabada que, como el agua, me cubría por completo.
Ya han pasado muchos años desde entonces. Mi empresa me elevó a un cargo directivo, conseguí más del 50% de acciones, vendí la empresa y fundé otra que también vendí, esta vez al cabo de sólo un año. Ya no tenía que preocuparme por el dinero, ni yo ni cuatro de mis generaciones venideras. Mi pareja y yo cada vez nos reímos y nos entendemos más, me paso el día leyendo y recibiendo a amigos, he visto el mundo en mis viajes y mis proyectos ahora son personales obras de arte, con las que me contento a mí mismo (salvo familia y amigos, nadie las ha visto).
De la melodía que un día me elevó, nunca oiré su final: cuando descubrí que mi fortuna dependía de ello, quirúrgicamente mandé que me quitaran el sentido auditivo. Mi nieto aún no conoce el lenguaje de los símbolos y llora asustado cuando me ve, el abuelo sordo que se olvidó de hablar. A veces echo de menos la música cuyo final podría escuchar sin miedo a perderlo todo, pero sería un descuido salir a la calle, contestar el teléfono,... el final de la melodía y de mi fortuna podría aparecer ahí.
Lo tengo todo, menos la música. Quizá me equivoqué en la elección.
Ser
Pero lo que parecía mala suerte se tornó buena. La energía de esa música inacabada me dejó unos mecanismos en mi cerebro que, de haber acabado el concierto, se habrían desconectado. "Ahora, hasta que no oiga el final de la sinfonía, me quedaré siempre con esa actitud, con esa nota alta en mi ánimo, que me hará imparable" me dije cuando me di cuenta de que no tenía pilas nuevas. Una sonrisa apareció en mi mente, pensando en lo aburrido que estaba para pensar semejantes chorradas.
Al despertar al día siguiente, me sorprendí de haber dormido sólo 5 horas. Estaba fresco, sin nada de sueño. Me levanté y ya en la ducha me sorprendí tarareando mentalmente la melodía inacabada que, como el agua, me cubría por completo.
Ya han pasado muchos años desde entonces. Mi empresa me elevó a un cargo directivo, conseguí más del 50% de acciones, vendí la empresa y fundé otra que también vendí, esta vez al cabo de sólo un año. Ya no tenía que preocuparme por el dinero, ni yo ni cuatro de mis generaciones venideras. Mi pareja y yo cada vez nos reímos y nos entendemos más, me paso el día leyendo y recibiendo a amigos, he visto el mundo en mis viajes y mis proyectos ahora son personales obras de arte, con las que me contento a mí mismo (salvo familia y amigos, nadie las ha visto).
De la melodía que un día me elevó, nunca oiré su final: cuando descubrí que mi fortuna dependía de ello, quirúrgicamente mandé que me quitaran el sentido auditivo. Mi nieto aún no conoce el lenguaje de los símbolos y llora asustado cuando me ve, el abuelo sordo que se olvidó de hablar. A veces echo de menos la música cuyo final podría escuchar sin miedo a perderlo todo, pero sería un descuido salir a la calle, contestar el teléfono,... el final de la melodía y de mi fortuna podría aparecer ahí.
Lo tengo todo, menos la música. Quizá me equivoqué en la elección.
Ser
miércoles, 29 de abril de 2009
Mmm
Escapemos, que la música contamine nuestro cuerpo. Quiero bailar, antes de que se pierda el ritmo de las notas, antes de que te desvanezcas, antes de que colapse. Te buscaré desesperada intentando encontrar alguien que se parezca a ti. Cuando me mires a los ojos verás que el intento ha fallado, en mi boca habrá un mal sabor de boca pero ¿importa si te digo que te he buscado?
Nia
¿Qué habrá que hacer? ¿Luchar contra los cantos de sirena? ¿O dejarme arrastrar y morir en ese espasmo dulce? Mi cuerpo me dice lo segundo y mi mente empieza a estar de acuerdo. Es que... son tan bellos esos cantos.
¿Por qué no? ¿Por qué no relajarme y seguir la música? Mejor dicho, ¿qué razón habría para seguir tan confundido? ¿Es mejor equivocarse completamente o sólo a medias?
Ahora viene lo difícil: la cama aguarda, con su pesadilla y con su sueño de piel suave y sabia.
Ser
Nia
¿Qué habrá que hacer? ¿Luchar contra los cantos de sirena? ¿O dejarme arrastrar y morir en ese espasmo dulce? Mi cuerpo me dice lo segundo y mi mente empieza a estar de acuerdo. Es que... son tan bellos esos cantos.
¿Por qué no? ¿Por qué no relajarme y seguir la música? Mejor dicho, ¿qué razón habría para seguir tan confundido? ¿Es mejor equivocarse completamente o sólo a medias?
Ahora viene lo difícil: la cama aguarda, con su pesadilla y con su sueño de piel suave y sabia.
Ser
martes, 28 de abril de 2009
Quiero
Con las manos tendidas sobre las teclas, aún en la oscuridad es fácil presionar los lugares adecuados. Los deslizo, y aparecen letras, como el pianista logra que aparezcan melodías. Quiero decirlo todo, pero no quiero que quede escrito. Mejor en otro momento, en otro lugar y en otro medio. Dentro de la casa, en su calor, es mejor escenario.
¿Qué hacer con los años venideros, esos años que se desgranan, día a día? Siempre pienso que me queda mucho tiempo para disfrutar, pero... quién sabe. Y quién sabe también si encontraré la situación propicia para dar un paso adelante, para ponerme tan cerca como para sentir la caricia. ¿Acaso es malo querer sentirla?
Lo único que quiero es ser un poco más sabio para disfrutar sin remordimientos, para ordenar todas las palabras que pasan por mi mente y abrir la boca y que salgan e iluminen la habitación.
Todo sería tan estable como ahora, pero de otro color.
Ser
¿Qué hacer con los años venideros, esos años que se desgranan, día a día? Siempre pienso que me queda mucho tiempo para disfrutar, pero... quién sabe. Y quién sabe también si encontraré la situación propicia para dar un paso adelante, para ponerme tan cerca como para sentir la caricia. ¿Acaso es malo querer sentirla?
Lo único que quiero es ser un poco más sabio para disfrutar sin remordimientos, para ordenar todas las palabras que pasan por mi mente y abrir la boca y que salgan e iluminen la habitación.
Todo sería tan estable como ahora, pero de otro color.
Ser
Quieres
“Estamos contagiados, a la espera de que algo ocurra. Los días transcurren lentos de cinco en cinco. ¿Dónde tenemos la cabeza? Te vi salir a través de la puerta, la herida volvió a arder y picar. Dijiste que volverías para curarla pero te pedí que no lo hicieras. A veces pienso que es mejor hacer como si no estuviera, quizá esa es la forma más rápida y eficaz de que sane la mixomatosis. Me avergüenza que la veas, que sepas que existe aunque yo misma te haya hablado de ella.
Ahora no me atrevo a decirte aquello que siento, tengo miedo de que pienses que estoy contagiada, que puedo infectar. Aunque intuyo que lo sabes… aunque tu prefieras no hablar de ello. “
Cuando ella terminó de decir estas palabras te miré a los ojos y vi como contenías la respiración y tus ojos se inundaban de terror. Acaso ¿te arrepientes de no haber dicho algo o has tardado demasiado en hacerlo? Díselo aunque no te entienda, aunque crea que te apresuras, aunque se burle de ti, aunque de media vuelta y se marche, aunque te rompa el corazón.
Nia
Mark Ryder
Ahora no me atrevo a decirte aquello que siento, tengo miedo de que pienses que estoy contagiada, que puedo infectar. Aunque intuyo que lo sabes… aunque tu prefieras no hablar de ello. “
Cuando ella terminó de decir estas palabras te miré a los ojos y vi como contenías la respiración y tus ojos se inundaban de terror. Acaso ¿te arrepientes de no haber dicho algo o has tardado demasiado en hacerlo? Díselo aunque no te entienda, aunque crea que te apresuras, aunque se burle de ti, aunque de media vuelta y se marche, aunque te rompa el corazón.
Nia
Mark Ryder
lunes, 27 de abril de 2009
Lunes
sábado, 25 de abril de 2009
Bosques
Habrá compensación por la falta de escrito de ayer. Hoy, pongo aquí una foto (retocada, pero da igual) de un camino en un bosque, al atardecer o amanecer... Es curioso, si uno se despierta, sin saber la hora que es ni cuánto ha dormido, y ve el sol en la línea del horizonte,... no puede saber si el sol se está poniendo o amaneciendo.
Volviendo a la foto, me pregunto quién tendrá la suerte de ir por esos caminos. Aunque la imagen está retocada, parece sobrecogedor. En realidad, todos los caminos tienen algo que puede llenarnos: depende de los ojos con que los miremos. El ojo de la cámara, ésta vez, me ha conmovido.
No sé quién hizo la foto y ponerla en este blog sólo es un humilde homenaje. Mando mis felicitaciones al aire y que el viento las lleve a su destino.
Ser
Volviendo a la foto, me pregunto quién tendrá la suerte de ir por esos caminos. Aunque la imagen está retocada, parece sobrecogedor. En realidad, todos los caminos tienen algo que puede llenarnos: depende de los ojos con que los miremos. El ojo de la cámara, ésta vez, me ha conmovido.
No sé quién hizo la foto y ponerla en este blog sólo es un humilde homenaje. Mando mis felicitaciones al aire y que el viento las lleve a su destino.
Ser
viernes, 24 de abril de 2009
Castillos
jueves, 23 de abril de 2009
Conoces bien mi jeroglífico, las caras que ni yo he visto ni adivinaría nunca, las hogueras internas que deshacen la capa de hielo.
Que mi frialdad sirva para mantener ese hielo: sin él, me consumiría en un instante. Sería glorioso pero sólo duraría lo que duran las alas de mariposa en el infierno.
Ser
¿Sabes qué pienso? Que tu misterio no debe permanecer en secreto, no necesitamos de tu prudencia, su virtud y eficacia no se verá disminuida. Estoy absolutamente aburrida de ello, aprende de lo atípico, tú que tenías la supuesta capacidad para enseñarlo. ¿Dónde ha quedado? ¿Crees que vale la pena volver a exponerlo?
Nia
Que mi frialdad sirva para mantener ese hielo: sin él, me consumiría en un instante. Sería glorioso pero sólo duraría lo que duran las alas de mariposa en el infierno.
Ser
¿Sabes qué pienso? Que tu misterio no debe permanecer en secreto, no necesitamos de tu prudencia, su virtud y eficacia no se verá disminuida. Estoy absolutamente aburrida de ello, aprende de lo atípico, tú que tenías la supuesta capacidad para enseñarlo. ¿Dónde ha quedado? ¿Crees que vale la pena volver a exponerlo?
Nia
miércoles, 22 de abril de 2009
Un cuentito
En estos días de calor sofocante, una buena idea para la columna es difícil de encontrar. A duras penas se puede respirar sin cansarse, cuánto más será escribir algo bueno... Y menos después del ajetreo de hoy. Apenas son las nueve de la noche y ya me siento exhausto... Pero, ¿qué más esperar de un anciano a quien ya le exigen demasiado? O quien se exige demasiado... Pero qué tonterías pienso: no seas perezoso, es cuestión de buscar un texto de los que tengo preparados, maquillarlo, enviarlo antes de medianoche y el trabajo estará hecho. Podré descansar y mañana intentaré quejarme menos.
Hoy, para quien lea este diario nocturno, ha sido el día de San Jordi en Barcelona. Lo único que he hecho es sonreír y firmar las novelas de éxito, las de hace veinte años, las que ahora aborrezco, no porque sean malas si no porque nunca he escrito nada que las superase, y eso para mí, es una espina que ya no me voy a poder sacar. La columna diaria más seguida del periódico más sensacionalista del país de Europa más inculto no es la obra maestra que me gustaría estar escribiendo. Pero en fin, me da de comer, a mí y a la gatita (nunca supe qué nombre ponerle, y eso dice mucho de mi imaginación...). ¿Cuánto tiempo has pasado sin nombre...? ¡50 años ya..., espero me contagies de tu longevidad, gata estúpida! Gata estúpida, vieja y fracasada…
Y desagradecida: ayer por la noche me mordiste fuerte por primera vez: un hecho que sin duda tengo que reflejar en estas líneas porque, maldita, me acordé de ti en cada firma que he tenido que hacer hoy, pensando si el aficionado bajaba la miraba por respeto o para ver las dos marcas que me dejaste en el pulgar. Qué vergüenza. El editor que me acompañó de librería en librería se dio cuenta nada más estrecharme la mano... Qué vergüenza me hiciste pasar,... ahora no esperes de mí cariños ni cena ni compartir mi postre. Por cierto, ni un saludo me diste hoy... Sólo desde el fondo de mi habitación oí un maullido cuando entré... Hasta que ponga comida en tu plato, mañana cuando me apetezca levantarme, nada tendrás de mí. Ni tan siquiera un nombre, ¡que hoy juro te iba a dar! Gatita loca... la edad te ha trastornado si piensas que te daré un nombre. Ahora que nos queda tan poco, no vale la pena gastar mi tiempo pensándote un nombre ni el tuyo usándolo. Por cierto, ¿dónde te has metido?, ¡te quiero enseñar de qué color están las marcas que me dejaste! Lo mejor será que te castigue dándote de comer bien tarde mañana... Además, ni has tocado la comida de hoy...: me da igual lo que hagas, me voy a dormir.
De hecho me he quedado dormido después de escribir las primeras líneas de esto... Estoy muy cansado y escribir así, como hipnotizado, hace que a la mañana siguiente me avergüence de las palabras escogidas... ¡Además es un diario! ¡No puedo rehacer un diario si no me gusta lo que he escrito...! Lástima..., pues sería la clave de la inmortalidad: rehacer, revivir los días pasados... Como digo, soy un viejo que se queja demasiado. Noto la sangre palpitar ruidosamente por mis venas, síntoma de que estoy muy cansado: me voy a dormir. Esta noche quiero dormir sin sábana ni pijama, de otra manera lo pasaría mal... Quiero dejar que al menos el cuello respire, que las arterías zumben libremente la sangre a mi cerebro, sin cuellos de pijama o bordes de sábana que lo presionen.
Ya he enviado la columna al periódico. Ya puedo dormir tranquilo. No me importa donde estés, gatita. Mañana, al nacer el día, lo primero que haré será mostrarte tu castigo.
Ser
Castiguemos a la gata tal como nos ha castigado la mixomatosis a nosotros. ¿Cuando miras tu piel te acuerdas aquello que nos contagiaron? Si no hubiéramos corrido en busca de la cura seguramente estaríamos ciegos y con la piel rota.
A veces me pregunto que es peor, la enfermedad o los efectos secundarios de la cura. La herida es aun muy reciente, de vez en cuando vuelve a sangrar y tú, señor escritor, contemplas en silencio nuestra agonía. Eres absolutamente reservado, tu cara se congela, la inexpresividad nos invade. Solo sé de tu rabia cuando escribes.
Por cierto, la gata tiene nombre, se lo has puesto tú, acaso ¿no recuerdas las tardes en las que gritabas compulsivamente esas tres letras?
Nia
Hoy, para quien lea este diario nocturno, ha sido el día de San Jordi en Barcelona. Lo único que he hecho es sonreír y firmar las novelas de éxito, las de hace veinte años, las que ahora aborrezco, no porque sean malas si no porque nunca he escrito nada que las superase, y eso para mí, es una espina que ya no me voy a poder sacar. La columna diaria más seguida del periódico más sensacionalista del país de Europa más inculto no es la obra maestra que me gustaría estar escribiendo. Pero en fin, me da de comer, a mí y a la gatita (nunca supe qué nombre ponerle, y eso dice mucho de mi imaginación...). ¿Cuánto tiempo has pasado sin nombre...? ¡50 años ya..., espero me contagies de tu longevidad, gata estúpida! Gata estúpida, vieja y fracasada…
Y desagradecida: ayer por la noche me mordiste fuerte por primera vez: un hecho que sin duda tengo que reflejar en estas líneas porque, maldita, me acordé de ti en cada firma que he tenido que hacer hoy, pensando si el aficionado bajaba la miraba por respeto o para ver las dos marcas que me dejaste en el pulgar. Qué vergüenza. El editor que me acompañó de librería en librería se dio cuenta nada más estrecharme la mano... Qué vergüenza me hiciste pasar,... ahora no esperes de mí cariños ni cena ni compartir mi postre. Por cierto, ni un saludo me diste hoy... Sólo desde el fondo de mi habitación oí un maullido cuando entré... Hasta que ponga comida en tu plato, mañana cuando me apetezca levantarme, nada tendrás de mí. Ni tan siquiera un nombre, ¡que hoy juro te iba a dar! Gatita loca... la edad te ha trastornado si piensas que te daré un nombre. Ahora que nos queda tan poco, no vale la pena gastar mi tiempo pensándote un nombre ni el tuyo usándolo. Por cierto, ¿dónde te has metido?, ¡te quiero enseñar de qué color están las marcas que me dejaste! Lo mejor será que te castigue dándote de comer bien tarde mañana... Además, ni has tocado la comida de hoy...: me da igual lo que hagas, me voy a dormir.
De hecho me he quedado dormido después de escribir las primeras líneas de esto... Estoy muy cansado y escribir así, como hipnotizado, hace que a la mañana siguiente me avergüence de las palabras escogidas... ¡Además es un diario! ¡No puedo rehacer un diario si no me gusta lo que he escrito...! Lástima..., pues sería la clave de la inmortalidad: rehacer, revivir los días pasados... Como digo, soy un viejo que se queja demasiado. Noto la sangre palpitar ruidosamente por mis venas, síntoma de que estoy muy cansado: me voy a dormir. Esta noche quiero dormir sin sábana ni pijama, de otra manera lo pasaría mal... Quiero dejar que al menos el cuello respire, que las arterías zumben libremente la sangre a mi cerebro, sin cuellos de pijama o bordes de sábana que lo presionen.
Ya he enviado la columna al periódico. Ya puedo dormir tranquilo. No me importa donde estés, gatita. Mañana, al nacer el día, lo primero que haré será mostrarte tu castigo.
Ser
Castiguemos a la gata tal como nos ha castigado la mixomatosis a nosotros. ¿Cuando miras tu piel te acuerdas aquello que nos contagiaron? Si no hubiéramos corrido en busca de la cura seguramente estaríamos ciegos y con la piel rota.
A veces me pregunto que es peor, la enfermedad o los efectos secundarios de la cura. La herida es aun muy reciente, de vez en cuando vuelve a sangrar y tú, señor escritor, contemplas en silencio nuestra agonía. Eres absolutamente reservado, tu cara se congela, la inexpresividad nos invade. Solo sé de tu rabia cuando escribes.
Por cierto, la gata tiene nombre, se lo has puesto tú, acaso ¿no recuerdas las tardes en las que gritabas compulsivamente esas tres letras?
Nia
martes, 21 de abril de 2009
Humo
En el silencio de una tarde, hace pocos días, vi como el humo del cigarrillo jugaba con los rayos del último sol, que entraban por la persiana verde.
Un silencio como un rayo, y entonces vimos que los días eran humo y que las tardes iban a ser pocas: quedaba jugarnos los cigarrillos y entrar en el sol verde. Cerré la última persiana.
Ser
Horas después entré en esa misma habitación. Tu cuerpo estaba invadido por líneas horizontales de luz, las persianas. En cuanto cerré la puerta el ambiente se tiño de rojo, un humo del color del vino nubló la nitidez de tu refugio, acaso ¿tú sabes de dónde venía? Me acerqué a ti y me senté a tu lado. El cigarrillo se consumió, la ceniza cayó ruidosamente contra el suelo de madera. Volvimos a revivir aquellas tardes cortas.
Nia
Un silencio como un rayo, y entonces vimos que los días eran humo y que las tardes iban a ser pocas: quedaba jugarnos los cigarrillos y entrar en el sol verde. Cerré la última persiana.
Ser
Horas después entré en esa misma habitación. Tu cuerpo estaba invadido por líneas horizontales de luz, las persianas. En cuanto cerré la puerta el ambiente se tiño de rojo, un humo del color del vino nubló la nitidez de tu refugio, acaso ¿tú sabes de dónde venía? Me acerqué a ti y me senté a tu lado. El cigarrillo se consumió, la ceniza cayó ruidosamente contra el suelo de madera. Volvimos a revivir aquellas tardes cortas.
Nia
Transiciones
lunes, 20 de abril de 2009
Magia I
Sí.
La magia transciende todas las fronteras.
Digámoslo al viento.
Se lo llevará.
He visto otras veces como lo esparcía.
El final no está en el final, no está en ninguna parte, está en todas partes.
Ser
La magia es como una semilla, el viento la esparce por todas partes. Esa semilla crea plantas, arbustos, matorrales, árboles, bosques, vida. La vida es un ciclo, viene... se va.
El final es el final... respira, late, se extiende por todas partes, a nuestro lado...
Nia
La magia transciende todas las fronteras.
Digámoslo al viento.
Se lo llevará.
He visto otras veces como lo esparcía.
El final no está en el final, no está en ninguna parte, está en todas partes.
Ser
La magia es como una semilla, el viento la esparce por todas partes. Esa semilla crea plantas, arbustos, matorrales, árboles, bosques, vida. La vida es un ciclo, viene... se va.
El final es el final... respira, late, se extiende por todas partes, a nuestro lado...
Nia
Se escapa, hay que perseguirla
A tientas, escribo desde la cama, envuelto en los sudores de la gripe. A mi alrededor, la casa, y fuera, los obreros pintándola. Y dentro, la oscuridad, y en medio, la cama, y entre las sábanas, quien "ahora escribe esto tan vacío...".
¿La inspiración es como la salud...? ¿Se agota con el tiempo? No lo sé... Espero que no: espero que se nutra con la experiencia, y que la imaginación no nos abandone sino al contrario. Que el palacio que somos se vaya enriqueciendo.
Lo que es seguro es que hay que ganarse la inspiración: hay que encontrar a las musas y no al revés porque ellas no van en busca de nadie.
¿La inspiración es como la salud...? ¿Se agota con el tiempo? No lo sé... Espero que no: espero que se nutra con la experiencia, y que la imaginación no nos abandone sino al contrario. Que el palacio que somos se vaya enriqueciendo.
Lo que es seguro es que hay que ganarse la inspiración: hay que encontrar a las musas y no al revés porque ellas no van en busca de nadie.
Se escapa
Se escapa el deseo, la inspiración. Se está acabando, se acaba.
Giremos como trompos, volvamos a dar vueltas, corramos antes de que termine.
Cuatro manos. Solo me responden dos.
Ahora intentemos recuperarlo pero aun no queremos entender el latir del fin,
aquel que nos respira muy hondo en la nuca y hace que se enfríe las venas.
Somos inquebrantables aunque el aire de nuestros pulmones explote, somos liliputienses intentando destacar, somos los don nadie, queremos ser alguien.
Nia
http://www.maggietaylor.com/
Giremos como trompos, volvamos a dar vueltas, corramos antes de que termine.
Cuatro manos. Solo me responden dos.
Ahora intentemos recuperarlo pero aun no queremos entender el latir del fin,
aquel que nos respira muy hondo en la nuca y hace que se enfríe las venas.
Somos inquebrantables aunque el aire de nuestros pulmones explote, somos liliputienses intentando destacar, somos los don nadie, queremos ser alguien.
Nia
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